martes, 1 de agosto de 2017

Otro lunes
Por lóbregos y húmedos pasillos se apresuran los pasos y anónimos pies ascienden por la boca del subte.Él va entre la multitud y la sola sombra lo acompaña, mientras le murmura amargos presagios y lo tortura con gruesos interrogantes. 
¿Cómo espantar de un manotazo la rutina que, como una sierra, va limando las aristas de su corazón?
¿Cómo no sucumbir a las garras de la tentación?
¿Cómo aplastgar de un solo pisotón al gusano y las babas de espeso silencio?
¿Cómo salir airoso de la contienda sin esquirlas y sin agobio?
¿Cómo eludir la trampa de las telarañas y hallar el camino correcto?
Los mismos papeles se arremolinan y el lunes aúlla cuando la luz verde larga la carrera. En los guiños rojos y amarillos se despereza la madrugada. La niebla cuelga, fofa, de las farolas. La sombra flaca y deforme lo abandona.
Un vaho pegajoso ralenta el caminar, se enseñorea entre la multitud y engulle, a borbotones, la mustia agonía. Un viento caliente los empuja y, como un vómito, los expulsa hacia la ciudad cruel que despierta. 
Ahora, un chaparrón inclemente golpea los paraguas y los adoquines, aunque no puede sacarlo de la modorra, ni quitarle de la boca el amargo tabaco de la soledad y el vino. 

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