miércoles, 7 de junio de 2017

Iris y el amor

La zona ya no es lo que era. De ser una prieta barriada, donde todos los vecinos se conocían y sabían vida y obra de cada uno, pasó a ser una anónima región de presurosos desconocidos que corren hacia quién sabe dónde.
La escuela donde había trabajado ha quedado en el centro del barrio. Una joven que parecía conocida se acerca con dudosa resolución y sonriendo, apenas.
-¡Profe! ¿Se acuerda de mí? Soy la amiga de Iris...
-¡Oh, sí! Te reconozco, Ester. ¿Qué fue de la vida de ella?
El rumor citadino a esa hora del mediodía aumenta más. El paso de los coches policiales, las sirenas, los frenazos, todo impedía la comunicación. Veía los gestos de Ester y los esfuerzos por explicarse, pero nada entendía.
Luego me dio la triste noticia y me llevó a su casa para entregarme un cuaderno, el diario íntimo de Iris de su época del secundario. Una chica de 14 años de aspecto nada atractivo, de semblante pálido, alicaído, sugería cierta congoja. nunca caminaba erguida, como si quisiera ocultar sus pechitos adolescentes. Es más, nunca sonreía... hasta que descubrimos los motivos. Recuerdo claramente esa entrevista con la madre.
Ella contaba, con palabras entrecortadas por la vergüenza y el miedo... "el concubino, electricista... el Erwin... mal llevado... mi chiquita... tan asustada. Y yo... y la plata que no alcanza..."
Hasta que un río de palabras se desplomó en una catarata sonora y potente.
"El Erwin no es el papá de Iris, pero no sé por qué, los días que no trabajaba, porque ahora escasea, o los fines de semana... nos obliga a las dos a que nos dejemos, y a la nena, desde los 8 que empezó, y amí me exige que mire todo lo que le hace, y ella grita, y entonces la sacude y después enchufa los cables que tiene preparados y le da electricidad y ella se queda quietita hasta que termina... yo siempre rezo y le pido al pastor de la Iglesia Pentecostal que me ayude. Ayer canté muy fuerte los cánticos y lloré, pero no sirvió de nada... Y al rato empieza de nuevo y me persigue a mí con esa cosa llena de cables, y yo no me dejo, y rezo fuerte, pero las descargas... y la nena tiene que ver todo, y no podemos gritar, porque sino ese aparato nos da unos sacudones... A vecews el ·Erwin está borracho y no puede ¿vio? Y más se enoja, entonces nos pega a las dos.. siempre es igual... y me animo a contarles porque no aguanto más, y la Iris tampoco, y no sé cómo les conté todo esto, pero sé que ustedes me van a ayudar..."

Ester me cuenta qué fue de la vida de Iris y me espanta corroborar que una vez más las mujeres abusadas se equivocan al elegir sus parejas. Me entrega el diario íntimo. Usted podrá leerlo, Directora. Ella la quería mucho, dijo. Junto con el cuaderno, me entrega un recorte de diario.
En el bar releo uno de los primeros poemas que había escrito Iris.
Mi amor:
cuando me mirás
con tus ojos verdes
yo no te miro,
porque me da vergüenza
pero me imajino
que me amás,
que me cuidás,
que soy tu vida.
Me hacés reír y
necesito estar a tu lado.
Y ver la luna, 
    tomados de la mano.     
                                                                                         Mayo '92.
Hoy me enteré que Gustavo se  cambió de escuela... ya no lo beré más. Pero igual, conocí a Sebas, él es muy simpático, trabajador... Se parece a Gustavo, que ya no está. Me quiere, me adora... sólo hay una cosa que me preocupa... es muy seloso. Desconfía de todo. 
                                                                                                                           
                                                                                                                          Junio '99.

Yo no ando con el vecino, que se parece a Gustavo, pero se enoja cuando me ve charlando con él, mientras lo espero que vuelva del trabajo. Anoche me hizo un escándalo porque tenía puesta la remerita fucsia y la pollera de jean gastado que él me regaló, pero para usarla en casa, no para pasear. 
                                                                                                                        Julio '99.
Mi mamá ahora está tranquila y se la ve contenta. Quiere que tenga un bebé, pero todavía no quiero.
Quería tener un amor que me abrace, que me atienda, y yo, a Sebas también lo quiero. Por eso le hago su comida preferida: milanesas con puré y también postres, poorque aprendí en el taller de cocina del barrio. Flan casero, budín de pan, tortas con toda clase de cositas ricas y también hago dulce de michay y de murra. Siempre escucho por la radio la música que a él le gusta, y a mí también, y bailo.

En la página policial del 22/9/99 se lee: "Tres certeros disparos. Uno en la frente, otro en el pecho, y el tercero en el abdomen"  "Se entregó a la Policía el asesino de la joven, Sebastián Gutiérrez, de 21 años, portando el arma asesina. Declaró ser el culpable de la muerte de Iris Velázquez, hecho acaecido días pasados". 
                                                                                   

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