miércoles, 8 de julio de 2015

¡Atención, chicas!

Tuve una profe de Matemática que no me perdonaba mi ignorancia, o más bien, a mí no me interesaba esa materia. Resulta que siempre me negué al mecanicismo o al estudiar de memoria. Pasa que tampoco hacía grandes esfuerzos para aplicarme con ahínco, al razonamiento o a la lógica. 
A las chicas en general, o a mí, especialmente, me resultaba interesante admirar los modelitos que usaban las profes, jovencísimas, y a la última moda. Por ejemplo, el trajecito color mostaza y marrón de la profe de Lengua. No me olvido del blazer fucsia y la pollera a cuadros fucsia y la falda a cuadros fucsia y calipso, de la de Matemática. ¡Qué lindos recuerdos!
Todos los años "me llevaba" varias materias, hasta que en 5º, mi viejo me dijo: "Si te llevás una materia, no vas de viaje de egresados". Y ¡era en Bariloche! Así que estudié (hasta Matemática) y ese año aprobé todas.
Finalmente, fuimos, y ¿saben qué? Allí conocí a mi marido... Debería decir acá, en Bariloche, porque en este paraíso vivo, desde casi cuatro décadas. Fui feliz y formé una familia hermosa.
Cuando era directora de una escuela secundaria acá (antes fui profe de Lengua y Literatura) les contaba a mis alumnas esta anécdota y remataba diciendo: "si estudiás, conseguís marido". Aunque una colega me diga ahora que ése no es argumento para estimular al estudio, pienso que eran otros tiempos, aquellos.
Y "¿saben qué? Hoy, gracias a las nuevas tecnologías, me he re-encontrado con mis profes (las de los trajecitos a la moda), y le agradezco por todo lo que compartimos y aprendí de la vida, por conocer personas tan lindas y nobles.
Esto va para Martha, en su cumpleaños.