miércoles, 30 de marzo de 2011

La cigüeña hace mucho que no aparece (última entrega)

-Hola, Sra. Silvia. ¿Cómo está?
Me había sorprendido el saludo tan elocuente de Estefaníua, que hacía mucho no veía.
Con su amiga Iris, que me presentó, caminaban resueltas. Minifaldas, remeritas estrechas de colores vivos y zapatillas al tono.
-Ella era mi directora -le explicó a Iris.
-Ahora me casé y vivo con Sebas, el hermano de Iris, ¿vio?
Me alejé comparando la imagen que guardaba de Estefanía con la chica que hoy vi.

Diario:
Hoy me enteré que Gustavo se cambió de escuela. Ya no tengo ganas de ir a estudiar, porque no lo beré más.
Pero igual, Iris, mi amiga, la única, me presentó a su hermano Sebastián. El es muy simpático y muy trabajador, se parece a Gustavo que ya no está. Me quiere, me adora.
Sólo hay una cosa que me preocupa... es muy seloso. No sé si está bien, pero desconfía de todo...

Fragmentos de este diario y un viejo y amarillento poema, fueron hallados en una caja de zapatos, en la pieza de la humilde casita, junto al cadáver.

17/9/99
Joven asesinada
Tres certeros disparos. Uno en la frente, otro en el pecho, y el tercero, en el abdomen.

29/9/99
Se entregó a la policía el asesino de la joven
Sebastián Gutiérrez, de 21 años, portando el arma asesina, declaró ser el culpable de la muerte de Estefanía Márquez, hecho acaecido días pasados.

-Ud podrá leerlo, Directora. Ella la quería mucho -dijo.
Iris me entregó un cuaderno arrugado que su amiga Estefanía tenía escondido detrás de la alacena, en su casa.

"Yo no ando con el vecino, que se parece a Gustavo, mi compañero de 2º año, pero Sebas desconfía cuando me ve charlando con él, mientras lo espero que vuelva de trabajar.
Anoche me hizo un escándalo porque tenía puesta la remerita fucsia y la pollera de jean gastado que él me regaló, pero para usarla sólo en casa, no par ir a pasear con Iris a la tarde"

"Mi mamá ahora está tranquila y se la ve contenta. Quiere que tenga un bebé, pero todavía no.
La cigüeña hace mucho que no aparece. Cuando nos decidamos, tendremos un bebé que la cigüeña grande y blanca me va a traer".

"Quería tener un amor que me abrace, que me atienda, y yo, a Sebas también lo quiero. Por eso le hago su comida preferida: milanesas con puré y también postres, porque aprendí en el taller de cocina del barrio. Flan casero, budín de pan, tartas con toda clase de cositas ricas y también hago dulce de michay y de murra.
Siempre escucho por la radio la música que le gusta a Sebas, y a mí también, y bailo..."  

La vergüenza no debe callarnos.

Durante el Taller de Educación en Medios, Estefanía seleccionó entre las noticias, una policial que trataba de vejaciones y violencia sexual. la consigna de trabajo fue redactar una carta de lectores. Ella no tenía mucho que averiguar; sus vivencias eran más que válidos argumentos.
"Violencia doméstica"
Pertenecemos al grupo de mujeres golpeadas, víctimas de abusos, quienes nos reunimos semanalmente en la sede de la Junta Vecinal Rayantú, par compartir nuestras experiencias.
Allí es donde aprendimos a reconocer que somos mujeres con derechos y podemos ejercer nuestra libertad.
-La vergüenza no debe callarnos.
-Si callás, estás permitiendo que contin úen las vejaciones y más violencia.
-Te esperamos los viernes desde las 16 en la Junta.
-Tenés derecho a ser feliz, a ser libre.
-Te brindarán apoyo psicológico.
-Datos útiles: -Policía de tu barrio.-Centro de Atención a las víctimas del delito. -Juzgado de Paz. 
                      -Salud mental del Hospital Zonal. -Junta Vecinal Bº. Rayantú.

En sede de la Comisaría Nº 3, sito en calle Hueneley 749 de esta ciudad, a los 28 días del mes de junio de 1995, siendo las 20.10, comparece la Sra. Esther Márquez, DNI 17.573.045, de 37 años, domiciliada en calle Don Orione 114 de esta ciudad.
Preguntada para que diga el motivo de su voluntario comparendo, Expuso: 
Desde hace 10 años convivo con Erwin Barría Soto, de nacionalidad chileno, de 48 años,de profesión electricista, y con mi hija Estefanía Márquez, de 16 años.
El mencionado trabaja, pero a veces está desocupado, en esos días o los sábados o domingos, toma mucho y nos pega a las dos y luego nos amenaza con un aparatito eléctrico que él hizo, y nos da descargas eléctricas para que él haga con nosotras lo que quiere.
Primero la agarra a mi hija, le pega y la viola, y yo tengo que ver todo eso. Hace eso desde que la Estefanía tenía 8 años, y después me agarra a mí, y también me golpea.
Yo no aguanto más, y quiero que lo detengan. Recién nomás pasó de nuevo, y está tirada durmiendo.
Uds. pueden ir a buscarlo a la casa.

Finalizado el acto, la dicente leyo, se ratificó y firmó al pie.
                                                      Esther Márquez
                                                       s/exposición.

Mi amor:
cuando me mirás
con tus ojos verdes
yo no te miro,
porque me da vergüenza,
pero me imajino
que me amás
que me cuidás
que soy tu vida.
Me hacés reir
y necesito estar a tu lado
y ver la luna,
tomados de la mano
Acercate, que me tendrás.

  Mayo de 1992.
Detenido por abuso y violencia doméstica.
Un individuo conviviente con su compañera y su hijastra fue apresado anoche y se encuentra recluido en la Alcaidía local.


.









 

 

Hay que lanzar una soga...

Se concretó la entrevista con la profesional del ETAP.aunque poco pudo obtenerse como conclusión.
-Yo no estoy loca para hablar con una psicóloga. No quiero -fue cortante.
"Puedo observar una gran angustia, antigua, de la que no pudieron develarse los motivos, ya que la alumna se mostró reticente al diálogo. Su actitud y postura corporal denotan serios problemas de relación interpersonal. Su ensimismamiento parece patológico.
Ante esta circunstancia, recomiendo citar a la Sra. madre de la alumna para una entrevista con la directora, técnica psico-pedagoga y mi intervención, a la brevedad posible.
                                                    Atte.
                                       Lic. Silvana Humboldt
                                          Técnica Psicóloga
Como una suave brisa, la mañana del viernes, Estefanía se dirigía hacia su curso, era casi etérea. Hasta su aspecto general era agradable, y todos los compañeros lo advirtieron, también su preceptora y el profesor de matemática, quien notó en ella, mayor concentración en la resolución de los ejercicios propuestos.
Hasta se animaría a mirar y sonreírle a Gustavo, ese chico que se sentaba dos bancos más allá del suyo, porque en el medio estaba su compañera Analía, linda, simpática y muy inteligente. Él era el chistoso del aula, que la hacía reír por lo bajo y que le transmitía tanta ternura.
A su vez, percibía que estaba a punto de pertenecer a ese grupo de la escuela; en su familia no se sentía incluida, y en el barrio, menos.
Esa mañana, a las 12 estaba citada la Sra. Esther y su hija se sentía aliviada, porque valoraba que desde la escuela se interesen y se preocupen para ayudarla. De distitntas maneras, estaba pidiendo que le arrojen una soga para salvarse, porque la cigüeña, hace rato que no se presentaba. Estaba segura que su mamá podría contar todo aquello que a ella la humillaba tanto, tanto...
-Hoy me voy a animar -decía para sí- Hoy estoy linda para él, porque no lloré. Creo que él siempre se dirige a mí, aunque yo lo mire de reojo.
Este era un día -lo presentía- en que los fantasmas de su pesadilla, esos oscuros personajes que no distinguía con claridad, pero que la llevaban por un pasillo tenebroso, se irían para transformarse en sueños. Porque ella, Estefanía, tenía sueños, sólo que no se permitía vivirlos, hacerlos realidad. Estaban abollados, como ese bollo que recién Dany tiró a los pies de la profesora de Historia, y ella ni se dio cuenta.

Puntualmente, doña Esther se presentó a la entrevista. Estefanía era la imagen de su madre, su misma presencia, sin prestancia, reconcentrada en sus pensamientos, cauta en el hablar y una expresión plana, sin matices, sin relieves.
Su voz, casi inaudible. Cuando, al fin, emitió algún monosílabo, pareció ser el resultado de un esfuerzo para librarse de esos labios finos y apretados. No tendría más de 35 años, pero aparentaba ser una mujer sumisa y ajada, de 50 o más.
Costó para que entre todas, comience a decir lo que les pasaba a las dos, pero cuando inició, fue una revelación.
Una vez superada la vergüenza, apretándose las manos callosas, un río de palabras entrecortadas fue como un delta con islotes inconexos, que hubo que recomponer para deducir.
"el concubino... electricista  ..Erwin.. insultos... mal llevado... azotes... mi chiquita... tan asustada... y yo.. también.., trabaja en la construcción...y la plata no alcanza...
Hasta que ese río de palabras, con sus meandros, y siguiendo su cauce, se desplomó en una catarata potente y sonora.
"El Erwin no es el papá de la Estefanía pero, no sé por qué, los días que no trabaja, porque ahora escasea, o los fines de semana ...-comenzó a sollozar convulsionada y apretó sus ojos, como para espantar imágenes que en ese preciso momento se hicieron nítidas -nos obliga a las dos a que nos dejemos, y a la nena, desde los ocho que empezó, y a mí me exige que mire todo lo que le hace, y ella grita, y entonces la sacude y entonces enchufa los cables que tiene preparados y le da electricidad, y ella se queda quietita hasta que termina... Yo siempre rezo y le pido al pastor de la Iglesia Pentecostal que me ayude. Ayer, en el oficio, canté muy fuerte los cánticos y lloré, pero no me sirvió de nada... Y al rato empieza de nuevo, y me persigue a mí con esa cosa llena de cables, y yo no me dejo, y rezo fuerte, pero las descargas... y la nena tiene que ver todo, y no podemos gritar, porque sino ese aparato nos da unos sacudones...
A veces, el Erwin está borracho y no puede, ¿vio? Y más se enoja y entonces nos pega a las dos... Siempre es lo mismo. Y me animo a contarles porque no aguanto más, y la Estefanía tampoco, y no sé cómo les conté todo esto, pero sé que Uds. nos van a ayudar -ahora sí sus ojos miraron a los ojos atónitos de las docentes, y sus hombros, su espalda y sus manos parecieron haber dejado esa carga que tanto le pesaba y la atormentaba.
Más tarde, la asistente social fue la encargada de asesorarla sobre los pasos a seguir, para defender sus derechos y los de su hija: vivir otra clase de vida, la que se merecían.

martes, 29 de marzo de 2011

Estefanía y la cigüeña. (en tres entregas)

Cuando nació, premtura, y sin padre para que la reconozca, su madre no había decidido aún el nombre que le pondría a su niñita.
-Dicen que los niños traen un pan debajo del brazo, esta beba es pura plata -decía la enfermera.
Su piel no estaba arrugada como la de los recién nacidos; era tersa, pálida y brillante como una estela de plata.
-Y, necesitaremos plata, nosotras dos- reía, feliz, Doña Esther, sin acordarse ya de los dolores del parto, pensando únicamente en las penurias que vendrían.
-En Chile, en Chañarcillo, hay una mina de plata regia. Le llaman estefanita a ese mineral - es la partera, quien apuntaba un dato más.
-Pero a mí me gusta el nombre de la primera actriz de la novela: se llama Estephanie -replicaba Esther.
-¡Ah, sí!, yo también la sigo. Esa chica tiene una gran personalidad y atrae a todos los que la tratan: hombres, mujeres, niños, ancianos.
-Le pondré Estefanía, sin segundo nombre. Ya me decidí. Estefanía Márquez -categórica, la madre confirmaba, mientras acercaba la beba, hambrienta, a su cálido pecho.

Cuando empezó la escuela secundaria la Estefanía que caminaba desgarbada con la mirada baja, en nada se parecía a los presagios de su nacimiento. Cabello oscuro, largo, despeinado y opaco, parecía querer esconder un rostro sin brillo y unos ojos café con leche, desleídos y sin gracia.
A los catorce años, su aspecto no era atractivo; tampoco transmitía, como las otras chicas del curso, esa corriente de simpatía y de seducción de todas las adolescentes.
Un semblante alicaído, pálido, y muchas veces amarillento, sugería algún grado de cansancio, cierta congoja, o tal vez, un signo de enfermedad.
Casi nunca caminaba erguida, mostrando con orgullo sus pechos jóvenes; por el contrario, jorobada, trataba de ocultarlos. También tapaba sus brazos, su cola y sus piernas con burdas ropas pesadas, aún en los días calurosos de noviembre. Y además, estaban raídas, descoloridas, como ella, y pasadas de moda.

Pocas veces sonreía. La sonrisa era la expresión máxima de alegría que era capaz de transmitir; casi nunca se acompañaba con la mirada; era apenas una mueca de puro compromiso.
En el curso ella se sentaba hacia la izquierda, al final de la fila, casi detrás de la puerta, la que cada vez que se abría, la atemorizaba.
-Márquez -la preceptora tomaba lista.
-Presente- Estefanía contestaba en un hilo de voz, mientras pensaba que la escuela era el mejor lugar para estar, aunque no lo pasaba tan bien, como hubiera deseado.

-Estoy dándoles a las chicas de 2º un poco de gimnasia rítmica, para ver si logro hacerles aflorar la femeneidad -la profesora de Educación Física afirmaba -porque o son asexuadas, como la alumna Márquez, ¿Se dieron cuenta?, o son estilo "unisex", como la mayoría de sus compañeras.
Ese año se había implementado un sistema de tutorías a cargo de algunos profesores y la preceptora, para seguimiento pedagógico y disciplinar y para ofrecer un ámbito de confidencias a aquellos alumnos que lo aceptasen.
A ella le había tocado su preceptora María Laura; luego de las primeras entrevistas, si el caso ameritaba, eran derivadas al ETAP (equipo de apoyo técnico).
-Vimos tus notas, Estefi, estás con varias materias bajas, pero lo que más me preocupa son tus faltas. ¿Por qué faltás tanto?
-Le ayudo a mi mamá - mustia y parca, respondía.
-Lo llamativo es que casi siempre faltás los lunes y a veces, también los martes.
-...
El silencio fue toda la respuesta. María Laura presentía que eso era el preludio de una confidencia.
Pero eso no ocurrió.

Esa noche de jueves, Estefanía se despertó sudorosa y gritando. Como otras veces, nadie acudió para ver qué le estaba pasando.
Otra vez había tenido esa pesadilla que cada tanto aparecía.
Siempres trataba de recordar qué había sucedido antes de que la cigüeña grande y de pico largo, la lleve volando hacia un horizonte rosado... hacia donde el sol está naciendo.
Se esfuerza, se aprieta las sienes, pero no se develan las imágenes. Sólo hay tinieblas y oscuros pasadizos. Pero siempre, siempre, la cigüeña blanca y salvadora, la rescata. Salen de la negrura, pasan los opacos nubarrones oscuros y van acercándose siempre, a un límpido cielo azul.

Con la firma de María Kominski, Psicopedagoga, puede leerse el informe:
"La alumna Estefanía Márquez, ingresa a 1º año proveniente de la Escuela Nº223 del Bo. Orión Este.
Habiendo observado el legajo completo de su trayecto escolar primario, se considera que la alumna no había adquirido el pensamiento abstracto necesario, al momento de iniciar su trayecto escolar en nivel medio.
Se solicita informe pedagógico de la asignatura Lengua, materia instrumental y que favorece la comunicación. Del mismo se concluye que:
-Tiene dificultades en la aplicación del lenguaje simbólico y en la expresión de sentimientos propios.
-Posee una ortografía bastante deficiente: confunde letras y deja palabras inconclusas, también oraciones incompletas.
-Nivel de rendimiento inferior al 60 ol 70% respecto del resto de la clase.
-Demuestra interés evidente por la lectura de textos periodísticos, especialmente, policiales.
Sugiero intervención de la técnica psicóloga para su evaluación".

Una mañana, muy temprano, dos compañeras, Jennifer y Jacqueline, encontraron a Estefanía llorando incontenible en el baño. Dieron aviso a María Laura.
-¿Qué te pasa, Estefi?
-Tengo muchos problemas, pero no quiero hablar -entre sollozos y con los ojos hinchados, se explicó.
-¡Quiero estar sola, por favor!
Pero María Laura sabía que ese pedido, era justamente lo contrario. Ella tenía necesidad de hablar, de confiar a alguien, esa congoja tan profunda.

Un psicólogo social muy reconocida en el ámbito de atención de adolescentes en riesgo, afirmaba: "Hoy los jóvenes ya no se enfrentan con los adultos. Huyen".

sábado, 26 de marzo de 2011

Inquietudes y controversias.

Afuera se había producido un tumulto. El timbre para entrar al tercer módulo no se había escuchado. Para completar el escenario, apareció primero, una notera de una FM local, y luego, las cámaras de televisión.
Los periodistas huelen las novedades, antes de que se los convoque, especialmente, cuando presumen notas jugosas que serán luego, un boom periodístico en las radios, en la prensa y en la televisión.

"Adolescentes hablan idiomas extraños, luego de asistir a ceremonias religiosas"

Mientras yo acudía a consultar a las autoridades educativas. ¿Cómo se debía proceder en estos casos? Nunca antes había tenido una experiencia similar, ni otros antecedentes. Además, procedía a citar a los padres de las jóvenes para analizar la situación.
"Un bautismo que crea inquietudes y controversias".

"Pastora atribuye el fenómeno a un don de Dios"

"Suspendidas, momentáneamente".

-¿Qué resolución tomó la escuela al respecto? -preguntaron los periodistas.
- La medida de suspender la asistencia de las chicas a clase, con faltas justificadas, se basó en la consideración de dos habilidades que la escuela propugna: el lenguaje escrito y oral. Una de esas capacidades está bloqueada.
La determinación fue aprobada por los padres. Debe quedar en claro que se respeta la religión que cada uno profese y no segregamos a ningún alumno, sea cual fuere su culto religioso -me defendí.

-¿Cuánto tiempo dura el trance? -le consultaron a la pastora de la Iglesia Pentecostal.
-Se les va a pasar cuando Dios lo decida. En un mes, o en quince días puede desaparecer -contestaba.
-Nos ha puesto muy contentos que Dios se haya acordado de nuestra ciudad, donde hay tanta delicuencia, drogas, violencia y prostitución -agregaba.
-Vimos que algo les pasaba a nuestra compañera. Estaba asustada y no podía hablar, hasta que pudimos entender y dijo que estaba influenciada por el don de la lengua -acotó Víctor, de 3º 2º.

-Nosotras comenzamos a danzar hasta que nos caímos al piso, porque estábamos temblando y las piernas no nos sostenían -escribió Alicia.

Cuando se fueron los medios, me senté, mejor dicho, me desplomé.
Quizás me encontraba en trance yo también.
Dudaba si el rito bautismal me había rozado; todo era a causa del ayuno. Era casi el mediodía, y no había probado bocado.
"En el templo no se come, no se bebe, ni nada" -rocordaba lo que había dicho otro pastor metodista.

Tenía que planificar la reunión de padres y docentes con la presencia de sacerdotes y oficiantes de diferentes cultos.
Un sopor iba adormeciéndome. Los párpados se movían con extrema rapidez para ver todo lo que sucedía:
"Sangre y fuego y vapor de humo; el Sol se convertirá en Tinieblas y la Luna en sangre, antes de que..."
"Derramaré mi espíritu sobre toda carne... y vuestros jóvenes verán visiones y soñarán Sueños..." (fragmentos de Hechos 2- Pasaje bíblico)
¡Y pensar que aún mucha gente niega el apostolado de los docents!

viernes, 25 de marzo de 2011

Vox Dei (en dos entregas)

Voy a contarles ahora una aventura con una buena dosis de sugestión y una cucharada generosa de alquimia.
Y les adelanto. No se trata de la historia de Linda Blair que quedó paranoica después de filmar "El exorcista". ¡No!, es la historia verdadera de tres jovencitas en trance durante su paso por la escuela secundaria.

Ese día, el profesor de Historia estaba tomando lección para definir las notas de cierre del trimestre.
-Astrid, tenés que desarrollar la etapa de las independencias en América Latina -le dijo a la alumna de 3º1º.
-Bom momento dal'l nachten do nascimento América. Longa conversa. ¿Onde pára? -respondió.
-¿¡Qué?!!!!

Algo similar pasaba en la clase de Biología de 2º3º.
-Es tu turno, Alicia. ¿Cómo explicás el concepto de Ecotono en el ambiente natural de la estepa patagónica?
-Estepa moito gutten beleza ecotono da sua saúde.
-¿Qué? ¿Me estás tomando el pelo?

Y en 5º2º, la profesora de Literatura le preguntó a Liliana sobre los mitos griegos.
-Eu procuro, mais no consigo. Main lieben got!!!! Narciso é deu. Edipo bunde pas, tambein. Weltanshaum! Todos aqueles queriam una grande ilusao!
-No entiendo -dijo- ¡Y no se rían Uds! ¿Qué pasa?
La chica, un tanto perturbada, mirando celestialmente a la distancia, parecía estar viendo otra cosa muy distinta en el pizarrón, o en el rostro compungido de la profesora.
Paradíjicamente, sí escuchaba las burlas de sus compañeros.

La novedad se propagó de inmediato por toda la escuela. Las encargadas de avisar a Dirección eran, en un caso, el preceptor; en otro, la portera, quien mientras barría junto al ojo de buey de un aula, escobillón en mano, y ojo avizor, aguzaba el oído, sin comprender. En él último caso, fue la profesora de literatura, Marisa, quien salió como estampida a pedir ayuda.
-Yo las escuché cuando hablaban en el recreo, y no las entendía, pero ellas conversaban como si nada! -otra portera explicó.
-¡Hay que hacer algo urgente! -reclamó otra preceptora- en todos los cursos hablan en este lenguaje tan raro...
Todos opinaban sobre la situación, pero nadie aportaba una idea brillante.
Las ideas brillantes, en estas circunstancias, se tornan opacas.
-Llamaremos a las tres chicas para conversar -dije.
No imaginaba que la conversación no iba a producirse.

Como en trance, las tres adolescentes trataron de explicarse, pero su lengua era una baba pegajosa y los sonidos guturales y graves parecían salir de lo más profundo de sus cuerpos, menos de sus bocas. Sus ojos miraban un telón blanco.

El significado y el significante no podían emparejarse. ¡Qué importante es el manejo de un código común para que el emisor y el receptor, realmente, se comuniquen! Esto sería un "roll playing" muy apropiado para enseñar el circuito de la comunicación y los "ruidos" que perturban -pensé y sonreí disimulando ante la concurrencia.
-Bien. No pueden hablar, entonces, escriban qué les está pasando -les propuse.

En el pequeño recinto de la Dirección se reunía una multitud: directora, vice-directora, tres profesores, tres preceptores y tres alumnas.Dicho en orden de jerarquías.
Nuestras miradas eran una mezcla de dudas, confusión, picardía y enojo.
Las chicas estaban reconcentradas en las tres hojas en blanco, donde escribían con desenvoltura y rapidez asombrosa, en un perfecto castellano.

Mientras tanto, el profesor de Historia, me decía por lo bajo "Molto obrigado, gutten acht", y yo, porque soy una mujer respetuosa, además de una dama, le propiné un disimulado codazo y un pisotón, para asegurarme, por debajo del escritorio. Héctor, finalmente, se calló.

-Yo le entendí "weltanshaum", que quiere decir cosmovisión -dijo Marisa, la especialista en literatura germánica.
La profesora de Biología, más callada, se limitó a observar solamente.
Todo era una gran puesta en escena para los preceptores.

Cuando nos dieron las hojas, las tres chicas habían escrito más o menos lo mismo.
"Hemos sido bautizadas en la Iglesia Metodista Pentecostal el domingo pasado. Y fuimos agraciadas por el don de la lengua"
"El espíritu santo nos ha imbuido de..."
"Vimos una luz roja de fuego que venía desde el cielo y nos dio este don..."
"Sucedió en el templo. Ya hace más de una semana que hablo en lengua, pero en mi casa. En la escuela me mantuve callada, hasta hoy"

jueves, 24 de marzo de 2011

Golpe a golpe

Y sí... un mar de dudas, aún ya acercándose al destino. Silvia razona, autoevalúa sus impulsos, considera su conciencia moral, pero está lejos de reconocerlo todo para afrontar las alegrías, la culpabilidad o el castigo.
Hacia el sur, un 22/3/76, en el tren, con su poncho, con sus maletas y con sus libros, con sus expectativas, con título "bajo el brazo", partió ella a conquistar el mundo, como ella se proponía. La frente alta, las esperanzas enraizadas en sus propias capacidades, sin un dios para encomendarse, sin estampitas para rezar, sólo ella para forjar su destino.

-Mañana llega la flaca -le decía Martín al ingeniero Marcenack -Y se va a quedar conmigo.

Y la flaca llegó el 24/3/76, pero no era flaca. Era un tamborcito tapado con su poncho marrón, regalo de su mamá, luego de un viaje a Salta. Mirada cargada de nuevos escenarios, sonrisa amplia y enormes expectativas.
Dos días de viaje en tren. Dos días en que habían desaparecido las noticias, lo que estaba sucediendo en el país. Aunque persistía el dolor por la desaparición de Elda.
-Se la chuparon. Se la llevaron de su casa en Alto Verde -por teléfono le había dicho Marina.
-¡Cállense, hijas de puta! -una voz autoritaria y despectiva había ordenado del otro lado de la línea.
-Estela, tenemos que hacer desaparecer diarios, libros, panfletos, pasquines, boletines mimeografiados. Todo lo que nos comprometa. Dejaremos los apuntes de geografía física, los de latín, las recetas de Doña Petron, los "Corín Tellado", los "Patoruzú" -Silvia le había dicho a su compañera - Sí, quemaremos también "Para leer al Pato Donald", por las dudas.
-Van a venir a allanar acá...
Y la montaña de libros, revistas, volantes, documentos de historia y de arte, todo fue transformándose en humo y cenizas en la terraza de la pensión de la calle Paraguay, frente al parque Garay. Era agosto de 1975. Pasear por ese parque ya no era placentero.
-Se llevaron la agenda de Elda y están todos sus contactos. Nos van a caer en cualquier momento -las compañeras de cuarto habían expresado sus sospechas.

Los recuerdos se iban esfumando y la lluvia furiosa, ahora, en la Patagonia, terminaba por sepultar antiguos episodios, que en sepia, se iban apagando en los daguerrotipos de la memoria.

-¡Llegaste, al fin! -Martín la recibía con toda su pasión, parado al borde del andén .-¿No hubo incidentes durante el viaje?
Una rara sensación en el ambiente no terminaba de definirse. Rostros tristes o desconfiados, miradas de soslayo, premuras y urgencias. No sólo por la lluvia, sino por el verde oliva tiñendo de uniforme monotonía la estación.

Ellos no estaban juntos allí para comentar en voz baja los sucesos políticos. Silvia y Martín estaban para celebrar el amor y el encuentro. No importaban las goteras en la pieza de hotel, ni las desconfianzas por la forastera, ni lo que vendría después.
Así, golpe a golpe, comenzó su vida en la Patagonia. Golpe de Estado, golpes al corazón y temores, que también son golpes; necesitan tiempo, para restañar heridas, para superar obstáculos, para concretar desafíos, para vivir el amor.

Hace 35 años. Balada en prosa de una huída (en dos entregas)

-Ahora entro a la Patagonia, solita y mi alma -Silvia piensa mientras mira por la ventanilla del coche Nº 5, clase turista.
Una lluvia mansa va transformándose, por momentos, en nevisca y va cubriendo los pastos duros del desierto.
Lejos quedan las llanuras verdes. Trigales meciéndose con la brisa suave. Rojez de los campos de sorgo. Altos girasoles sinriéndole al sol. Lagos celestes de lino.
Allá, por los años setenta, ésos eran los colores de la pampa húmeda. Aún no era el monótono verdear de la soja, que invade todos los espacios cultivables hasta tapar los carteles de chapa, colgados de los alambrados,  anunciando cosechas abundantes y rindes sorprendentes.
-Ojo, esos paisajes te traen nostalgias, te hacen dudar? ¿Tu conducta será aprobada o habrá reproches? -el superyo de Silvia comienza a manifestarse.
A este relato le están faltando antagonistas.
Un paisaje extraño comienza a vestirse de blanco. Suaviza la aspereza de los neneos, redondea las espinas del jarillal, aplaca los volantes cardo-rusos, o somete el filo de las cortaderas.
Algunas flores amarillas -sabrá después su nombre, melosas, de olor acre y pegajoso néctar amargo -aún se yerguen al reparo de los socavones.
A lo lejos, unos cerros oscuros custodian el entorno repujado de coirones agrestes.
-Aquel se llama Cerro Policía -comenta una lugareña sentada frente a Silvia, mientras saborean unos amargos calentitos y compartidos. El vagón está frío a esa hora temprana del mediodía; no logra entibiarse todavía.
Una energía psíquica, deseos y pulsiones primitivas la impulsan y su mente se adelanta, como apurando el ritmo del viaje.
-Parece que el dios Eros y tu libido reprimida quiere placer ahora, ya, con gratificación inmediata -Ello-Silvia le comenta al oído, mientras ella se hace la distraída bebiéndose el paisaje que se graba en su retina.
-Un paisaje nuevo que, en una vuelta de página, me albergará -trata de convencerse- Porque me espera otra vida y nuevos desafíos, una etapa diferente y un amor apasionado.
Otras veces, su inconsciente navega hacia la popa de los recuerdos.
-Tu hermana sí que tiene huevos. Ella sí que se jugó como mujer. No cualquiera toma las decisiones con tanta convicción -le decía Marcos a Roberto.
Vuelven a su mente las imágenes de los preparativos para el viaje hacia el sur.
-Me voy al sur, me contrataron. O venís conmigo, o se acaban las cartitas de amor -le había comunicado-intimado Martín, un mes atrás.
-Tampoco llegarán como cada semana, los poemas y los regalos en cajitas de encomienda -recordaba Silvia.
-¡Cartero! -y su corazón daba un vuelco, mientras corría escaleras abajo para recibir la carta tan esperada.
Contrabando "hormiga" de libros, de enciclopedias, de apuntes, de diccionarios. La faena diaria se concretaba hacia la casa de su amiga, la turca compinche, preparando el equipaje.
-Yo te voy a llevar a la estación de Santa Fe -confirmaba Raúl, el veneno, su amigo de trapisondas de la infancia y la adolescencia.

"Cuando lean ésta, ya estaré lejos, en viaje" -decía Silvia en la carta que había dejado a sus padres debajo de la almohada - Ya no soy una nena a la que hay que proteger. Me transformé en una mujer capaz de desenvolverse sola" -continuaba.

-¿Ya superaste el Edipo, nena? ¿Ya te animás a desafiar las imposiciones paternas, y te burlás de las moralinas pueblerinas? -Ello-Silvia nuevamente aparece para develar los impulsos irracionales que están en pugna. Inevitable.
Es el dios del amor, Eros, que lucha y se enfrenta con Thanatos. Si no es la muerte, ¿será la agresividad y la destrucción?
Mabel y Miguel, sus amigos de la adolescencia y la juventud, la esperaban para despedirla. No estaban muy convencidos, pero la apoyaban, la acompañaban en su decisión.
-No quiero que sigas con ese tipo, es muy mayor para vos -decía su padre.
-Martín parece un hombre bueno, que te quiere. Pero, catorce años de diferencia ...es mucho -decía su madre.

"Los hijos no son para tenerlos toda la vida. Si se les tiene confianza, hay que darles alas y dejarlos volar. Es una actitud egoísta pretender retenerlos siempre..."

-¿Te copiaste de Khalil Gibrán, el profeta?- se burla su superyo.

"Ustedes ahora no me comprenden, se angustiarán, sentirán tanto dolor como el que yo siento, pero más tarde, luego de las reflexiones, vendrá la calma, y lo aceptarán..."

lunes, 21 de marzo de 2011

Insectos sedientos y telarañas confusas.

Tengo varias opciones para encontrar a mi lagartijita policromática.
a) Voy a comprar cigarrillos, vuelo a la Antártida, me zambullo con equipo de hombre rana y subo buceando hasta el litoral, por el Paraná.
b)Me disfrazo de El Zorro y voy galopando por la noche.
c) Juego al Prode la herencia de mi abuela.
d) Voy a ver a una médium para lograr la traslación de materia en el espacio (versión metafísica)
e) Hago dedo a algún plato volador.
f) Camino en sentido contrario y doy la vuelta a la Tierra (madre Tierra)
g) Alquilo un globo y espero viento del sudeste.
h) Me ahogo en las aguas contaminadas del Río de la Plata y nos encontramos en el más allá (versión teológica)
i) Vendo lupines con anteojos negros, hasta hacer una fortuna y viajo en jet.
j) Me disfrazo de carta y me tiro en un buzón.
k) Escribo un millón de veces "Te necesito" como castigo por tener mala letra.

Su hija menor, Cata, con parsimonia y lenta reflexión, anuda las cartas con la cintita azul y las guarda, ordenadas por fechas, en el cofre secreto de su madre.
Su padre había sido capaz de amar con bohemia e intensidad, con la inmadurez de su barba tordilla, y de expresar ternuras epistolares que escondían su necesidad de apoyarse en su mujer, joven, soñadora y resuelta.
Ella no había podido distinguir, ni siquiera imaginar todo el universo de sentimientos que esas cartas decían.
Claro!, puro epistolario. La realidad compartida les hizo rascar la corteza seca de la rutina y sólo encontraron insectos sedientos y telarañas confusas de monotonía.
La complacencia no alcanzó a disimular el tedio que, como una gasa negra los iba envolviendo. El movimiento constante de los dos era como querer tapar con el dedo índice la erupción que siempre estaba a punto de estallar.
Y muchas veces estallaba, incontenible!. Ella recuerda su infancia y aparecen imágenes que prefiere no ver tan nítidas.
Los viajes sin rumbo y sin tiempo pretendían hacer aflorar la magia que ya no estaba. Ni cábalas, ni mandalas, ni atrapasueños pudieron retenerla; se había ido con el conejo blanco y la negra chistera.

-¿Qué pasó, mamá? -ahora ya no era lento raciocinio; era llanto y apurada recriminación.
Más de treinta y tres años lo acompañaste, ¿lo amaste?, lo asististe en su sufrimiento, lo protegiste en el abismo de sus caídas, lo salvaste en el borde del precipicio, siempre.

Ella no estaba lista para responder. Ahora va tras nuevas fantasías. Caleidoscopios multicolores brillan al sol; campanitas y carrillones suenan anunciando promesas de un amor que parece no ser efímero.
-¿Qué pasó, papá? -otros reclamos que no son oídos; por sus mejillas resbalan tibias gotas de modorra, que no alcanzan a explicar lo que no exhibe razones.
Y recita bajito un poema, una antipoesía que le viene a la mente. ¿Por qué ahora, en este preciso instante, esos versos se empecinan en develarse?

Enfermedad,
decrepitud y
muerte
danzan como doncellas inocentes
alrededor del lago de los cisnes
semidesnudas,
ebrias,
con sus lascivos labios de coral.

Él hacía rato que no estaba en ese cuerpo enfermo. Antes de la muerte, ya su alma estaba volando entre las nubes, prendido al hilo de un globo rojo, rumbo al sol.
¿Estará todavía buscando a su lagartija policromática?

domingo, 20 de marzo de 2011

Nota del redactor: aquí se hablaba de amor.

Mi espíritu te llama.
¿Nuestro amor será errante?
¡Buenos días! ¿Cuándo diremos esto?
¡Buenas noches! ¿Alguna noche lo podremos decir? (Escrito sobre prospecto publicitario de medicamento para combatir la gastritis)

Hay una flor que en su país de origen vive sólo días. Es blanca, con la sencillez de la pureza. Se llama "alpenlilien". Lirio de los Alpes.

Impunemente me tratás de mentiroso consuetudinario, yerba mala nunca muere, y mientras tanto, te paseás entre las palmeras entrerrianas y me decís "Hola, hasta la vista", más o menos.
Cuando te fuiste me sentí muy mal. Me había dado un poco la sensación de pareja. Me sentía integrado, completo. ¿Cómo querés que te explique algo tan difícil?

Baires está todo vacío porque la "hot society" de consumo se fue de vacances.
Yo también me siento vacío como vaso de borracho y ando medio al pedo y con una mufa de dios padre y libre, de ésas que a uno le hacen decir: "Tengo que hablarle seriamente"

Tu última carta atravesó perpendicularmente mi corazón, convirtiéndome en un zaparrastroso famélico de amor.
Por acá todos te extrañan bastante, especialmente el amigo de Capitán (mi perro) que se mesa la barba y chupa mates con desesperación.

Perdones mil por el contenido paupérrimo del paquete con símbolos viajeros; como buenos símbolos, son intangibles, los malditos.
Pero te mandé, como ves, todo el universo condensado.
La semilla de rosa mosqueta, tiene color, representa la vida y el amor.
La piedra es la eternidad de las cosas.
El nudo de coihue, la enfermedad y la muerte.
Todo, en una caja de clavos completamente gratis.

Siento que después de haber vivido una pila de años con una bolsa cargada al hombro, llena de soledad, y ahora haberlo encontrado... (corte por la censura. Nota del redactor: aquí se hablaba de amor) esta maldita huevada de vida me lo aleja, no me lo quita... o sea, que tendré que salir a buscarlo... y he aquí la duda:

¿Qué encontraré?
¿Una lagartija contenta?
¿Una lagartija enojada?
¿Una lagartija indiferente?
¿Una lagartija con bronca?
¿Una lagartija con cartas en la manga?
¿Una lagartija enamorada?
¿Una lagartija haciendo pis?
¿Una lagartija embalsamada?
¿Ninguna lagartija?
¿Una lagartija con su lagartijo?
O tal vez la lagartija
no comprenda
que me traspasó 
con su ternura
con su sonrisa
con su cabeza apoyada en mi hombro
y con ese montón de cosas lindas
que tiene y que me cuesta
decírselo
porque siempre tengo miedo
que la lagartija sea sólo la lagartija
y no mi lagartija...

sábado, 19 de marzo de 2011

Antenas telepáticas.

En verdad pienso muchas cosas al mismo tiempo que dan vueltas y vueltas...
Vos también sos como nube de pampero, que apenas llega, ya se fue. Te deja un chaparrón para que recuerdes su frescura y "adío". Chau Bordolino.

Te mandé unas antenas, pero parece que nuestras cualidades telepáticas no funcan. Pero igual pienso en vos.
Capaz que un día de estos me agarra el reviro y te visito. Porque tengo espíritu viajero, o será un poco escaparme de mí mismo? ¿Qué pensás?
O capaz que te llame por teléfono.
O capaz que no hago nada y dejo pasar la vida mirando nomás, como se miran esas hojas que la corriente lleva en los mansos arroyos de nuestras pampas.

¿Por qué me desmenuzás cual pizza en sábado por la noche? Me das golpes por todos lados. ¡Como bolsa de arena quedé!
En vez de ser una dulce y sutil lejana prienda, más bien parecés una retobada potranca. ¡Qué joder!

Hoy es domingo. Afuera, sol. Yo estoy, tal vez, una vez en este domingo que no es domingo, sino una falaz mentira, como esas mentiras que nos avasallan todas las mañanas de bruma, de feroces dinosaurios que con recónditas colas golpean el tambor de mi pecho.

Estuve ordenando mi correspondencia y releí todas tus cartas. Tiré los sobres, ya que hacían tamaño bulto, tanto, que tuve alquilar una buhardilla para depósito.
Un día de estos voy a verte, para Navidad o Año Nuevo. ¿Estarás ahí, o allá?
Me disfrazo de Papá Noel y listo. Barba ya tengo, y bastante tordilla se está poniendo la muy desgraciada!

Pasan los colectivos y no hay nadie a quien esperar. La avenida Panamericana, recta, infinita, con puentes y carteles sin significado.
La soledad, entre todos, de un Sr. que ahora mide su tiempo con un nuevo calendario: antes y después de Silvia.

La madurez es algo extraño. Hay personas jóvenes y muy maduras, y hay otras muy viejas y muy inmaduras.
Lo que pasa es que la madurez, se entiende generalmente, como sinónimo de aburrido, de sistemático, de falto de impulso y de imaginación, y de todo lo insulso que caracteriza a las personas "maduras".
Espero que no madures nunca, porque en las dos o tres horas que hablé con vos, noté, un notable (valga la redundancia) halo de frescura de las cosas auténticas.

Estoy en mi cuarto de hotel. Una lamparita prendida; por la ventana, un cielo gris. Abajo, se oyen las voces monótonas de la dueña con algún visitante dominguero. ¡Qué bodrio!

Eres como la flor de Irupé, casquivana. Corrés con tus fantasías por la orilla del Paraná, pero nunca tirás el brazalete a la corriente, que yo espero, corriente abajo, que corriendo va callada y sin noticias...

Siempre hice lo que sentía, y si tengo, en este momento, que arrastrar la carreta cargada con mi vida, no te lo oculté, creo.
P.D.: Te extraño.
Va carta enana anterior.
Fue hace unos días carta super corta.

Me peleé en un boliche y me dieron una piña. ¡Bien hecho!

Una bolsa al hombro cargada de soledad. (en cuatro entregas)

Es divertido escribirte así, casi sin conocerte. Esta cuestión de simpatías, generalmente es así... misterios de la inefable condición humana.

Vagaba mi sombra por oscuros recovecos arrastrando su silueta solitaria, entre polvorientos suspiros y goterones de lágrimas, que encharcaban los lóbregos pasillos de eterna soledad...
Y no es exageración.
¿Cuál es la realidad y cuál es la ilusión?
¿Dónde se esconden los duendes brillantes que nos deberían acompañar?
¿Somos nosotros los duendes y nos hemos olvidado?

Del otro lado, barrancas verdes,
de acá, estepa gris.
Al medio, un río manso.

Una isla sin nombre
verde, todo verde
y las lomas,
y nunca nosotros.

He esperado noticias tuyas, pero pareciera que la lapicera se quedó sin tinta.
En caso afirmativo, avíseme, estimada señora, que le mando un tanque de repuesto.

Somos unos perfectos desconocidos, que, letra va y letra viene, un poco se toman el pelo, y un poco, se toman el alma.

Lo mejor para matar las preocupaciones es viajar, claro, que viajar por viajar no es recomendable; yo recomiendo los viajes por el Brahmaputra, y si no se puede, recorrer las mesetas del Tibet al mismo tiempo. Puede llegar a ser saludable para curar la culebrilla, enfermedad ésta de origen ancestral, de cuando aún éramos medio reptiles y medio cosas sin saber ¿qué? (¿lo sabemos ahora?)
Hablando de saber, yo puedo saber muy bien si te portás bien o no, por simple interacción de posibilidades, una especie de cálculo de probabilidades, y sin máquina de calcular, o sea, una especie (y dale con las especies) de mística.

Opino que tenés una definida vocación por el amor, el matrimonio, cinco o siete silvitas, gran necesidad de cariño y apoyo para compartir tus cosas lindas y también los momentos tristes, que sabiamente transformás en lindos con tus palabras, tus gestos, tu sonrisa llena de dientes: en realidad me agarra la extrañitis aguda y me pongo bastante tarado. ¿Qué será?

Hace cuarentamil ochocientos setenta y cuatro años, dos meses y cuatro días con dos horas y pico que vivo a través de generaciones perdidas en la prehistoria, para llegar a este momento.
¿Y tanto se esforzaron para sobrevivir, para hacer las cosas cotidianas un poco mejor que ayer, para mejorar sus ahora ridículas herramientas? ¿Para llegar a este momento?
Me pregunto, qué sentido tiene toda esta vida de peces, de gatos, de plantas y de gente. ¿A dónde se quiere llegar en el tiempo? Será nomás que el único fin es la satisfacción de lograr la vida, "estar vivo" a través de sí mismo, como trillones de pequeños egoísmos felices con sus respectivas minúsculas existencias.
Y creo que está bien.

(Perdón por esta diatriba sobre especulaciones dialécticas)

Muy poca gente se da cuenta, recapacita, es conciente que está viva en este momento y que nunca más lo va a estar en el futuro, como nunca lo estuvo antes, por toda la eternidad.
Comparándose con los que vivieron antes y nunca más lo harán, se darían cuenta que son tan infinitamente privilegiados, como infinita es la eternidad.
Ahora bien, sabiendo esto, se está igual que antes... Y eso está bien.

(Resulta que me pongo un poco depresivo y si justo en ese momento escribo, me salen estas cosas)

Se pueden hacer muchas deducciones e incluso algunas que aparentan ser muy acertadas, pero todas las hacemos desde nuestro limitado medio, que es el hombre. Como si uno de esos peces que viven en las fosas marinas hiciese razonamientos acerca del universo.
Y sin embargo, su valor como ente es igual a cualquier otro, y ocupa su lugar en ese universo que no conoce.
¿Será por eso esa angustia metafísica que nos sobreviene cuando nos preguntamos por qué, para qué, cuándo, dónde, cómo...?

Y eso está bien.

He dicho: por hoy abandono este desequilibrio racional y estas meditaciones filosóficas.

jueves, 17 de marzo de 2011

De trabajos y de entregas

Y yo siempre tenía que estudiar en verano para rendir las materias Matemática infaltable y también Historia y mi papá que no me corrió con la alpargata como otras veces cuando me encontró bailando apretadito con Ricardo y yo iba a ir a la fiesta pero no iba a bailar porque nosotros estábamos de luto se había muerto la abuela Margarita y corrí y corrí pero al final me pegó una cachetada que todavía me arde en la mejilla derecha me acuerdo y mi mamá tejía apoyada en el tapial de la vereda mientras nosotros sacábamos huevitos de ranas en la cuneta y ella sonreía y mi papá me compraba nervigenol para antes de los exámenes porque se me cerraba la garganta de angustia y de miedo mirándole la cara a la de Historia y al resto del tribunal y también me daba glucolín energizante antes de zambullirme a sus marcas listo ya en la carrera de 100 metros crowl que siempre salía 2º porque Alicia tenía 13 y era más corpachona y después la medalla y nunca una copa y nena tocá la vidalita que vino el tío a visitarnos y Vi-da-li-tá, Vi-da-li-tá punteaba y me aburría enormemente aunque me gustaba tocar la vestido celeste todos la llaman y la teoría y el solfeo ¡uf! bostezaba entonces cuando me fui a estudiar vendí la guitarra con estuche y todo y entonces con la plata me compré una novela de Roa Bastos y otra de Rulfo y una entrada al cine club... otras veces no pagaba porque iba con Carlos de la distribuidora de películas o con Tony y nos colábamos sin pagar por la puerta de emergencia y después el debate interesante y las imágenes se corporizaban y los mensajes explícitos y los subliminales y... no trabajes mientras estás estudiando pero yo no hice caso y trabajé en una librería en horario contraturno a las cursadas y me compraba bijouterie o lencería y ... me acuerdo cuando trabajé junto al profe de natación como ayudante y le enseñé a los nenitos y me gané mi primer sueldo a los 14 años y llevaba el rollito de plata aprisionado en mi mano con una sonrisa de satisfacción y ganas de comprarme algún elemento de trabajo una malla azul para que haga juego con los ojos y... bueno, yo puedo, yo siempre puedo y no necesito ningún dios ni tótem para que me ayude y sólo yo y mi voluntad me van a permitir hacer lo que quiera y no esperar el maná del cielo y nada viene de arriba decía mi papá y la conciencia del trabajo laborare stanca decía Césare Pavese pero a mí no me cansa tanto... y tanto trabajé que prescindí de otras cosas lindas que me gustaban y el trabajo y la responsabilidad llegaron de la mano de los inmigrantes italianos y alemanes y me fueron coptando hasta sentir cuánto dejé de lado y lo que perdí y lo que me falta...

-El martes nos veremos a las 15 y me contarás, Silvia, esto del trabajo -me dijo
Y me fui pensando, pensando...

Introspecciones II (en dos entregas)

La Mona me decían mis amigos del barrio porque siempre andaba en la copa de los árboles de paraíso en verano tienen unas bolitas verdes que después en otoño son amarillas y blanduzcas las bolitas eran proyectiles para intentar pegarle a una lata a cierta distancia pero las bolitas de verdad al hoyo y la cuarta y pegarle a la americana de todos los colores me acuerdo del paraíso de la casa de Robertito cuando me caí de espaldas y se me cortó la respiración y me auxilió la mamá de Robertito siempre solícita y atenta a los accidentes domésticos pero después respiré y si de caídas se trata en bici a toda carrera por la calle San Martín siempre lisita especial para carreras porque pasaba la máquina comandada por el flaco Remigio y tuve que frenar con los dos frenos porque una piedra me iba a hacer caer y pum! al suelo sobre el volante y la nariz rota esta vez todavía me dura la cicatriz scare- face porque a golpes se hace el hombre pero también la mujer digo podrían llamarme cara rota aunque no dura otra cicatriz para mi colección en la cara fue cuando se había cortado una rama gruesa de sauce y cedió la corteza cáscara cuando estaba mirando y ayudando en la faena y la rama se retorció sobre mi mejilla derecha dejando un zanjón y otra vez cuando estirábamos un alambre en un cerco podrido y me deslicé sobre una saliente del poste y me dejó un profundo tajo y sangre ...sangre ¿tengo manchado el guardapolvo? me preguntaban las chicas de 2º y yo rabiaba por dentro porque no era señorita sino una nena traviesa y juguetona entonces para parecer más grande me iba con las de 3º al baño a fumarnos un puchito compartido en el recreo y después mascábamos hojas de ligustrina del cerco de la escuela para sacarnos el olor y el director Lanza tan recto era un viejo autoritario pero bonachón que nos recibió a mí a Mabel a Alicia y a Mariana para darnos un buen sermón porque nos habíamos burlado del inspector vejete en la clase de Educación Fïsica pues en vez de hacer el modelo de ejercicios que pedía los dibujaba con tiza en el cemento rojo alisado de la cancha de volley al lado de la escuela no hubo amonestaciones porque éramos dos de primero pero la próxima falta de respeto por reírse en la cara... bueno pero era relindo hacer atletismo y cajón salto tijera y salto en largo para medir con la cinta métrica y bala y jabalina y pelota al cesto también me caí de boca y me tricé un lindo diente en plena boca que me duró así rajado mucho tiempo... mucha sangre y otra nueva seña particular en mi cara que iba moldeándose a los golpes... no hubo caídas cuando con Mariana y Alicia nos escapamos en bici a la hora de la siesta 5 km. para visitar a mi amiga Mabel y andar a caballo aunque yo no sabía andar pero no me caí porque el matungo se quedó quieto comiendo alfalfa y después volver y no pasó nada porque no nos descubrieron y la cara roja de sol y de esfuerzo refrescándose contra el viento mientras pedaleábamos y Alicia y su hermano el veneno se metieron por la ventana de la Dirección y robaron los boletines de notas y modificaron cuatro por nueve y tres por ocho y uno por diez para que no se descubrieran las malas notas al final del trimestre y luego todo saltó a la luz...

miércoles, 16 de marzo de 2011

Bebilacqua... bebe el agua.

-Me acuerdo una vez, mientras lavaba los platos, ya estaba inventando el texto creativo que tenía que armar, según la consigna de capacitación, y rápido, todavía con las manos mojadas y chorreando detergente, escribí unas líneas con las ideas preponderantes que me habían surgido, como un arco iris después de la lluvia -sigue sonriendo Silvia.

-Correr, saltar, hacer, comer parada frente a la barra de algún cafetín,  hablar por teléfono. La recomendación actual es "vida slow" y disfrutar el presente, sin atormentarse por el pasado, ni preocuparse por el futuro. ¿No será demasiado lineal o simplista esa postura? Creo, y estoy convencida, que somos lo que fuimos y vivimos y según esa base, seremos -el entrecejo de Silvia se ha marcado más aún, delatando sus 57 años bien puestos, entre suspiros, arrugas y resignación. Y pasa el tiempo...
-¡52! -grita la empleada desde el mostrador.
Su número es el 75, y piensa.
-¡Qué pérdida de tiempo! Todo lo que tenía planeado para hacer hoy, quedará pendiente -opta entonces, por dejar que su mente se dispare, libre, sin presiones, sin represiones.

-Me fui de tema, me distraje, y pronto me van a llamar.
-¡Setenta! -se oye.

Ahora ella analiza los orígenes de los apellidos de la lista, y la asociación con razas, historias de los países, inmigraciones, sufrimientos, victorias, guerras, ancestros e idiosincrasias.
-Los terminados con wsi, son polacos o cercanos a Polonia ...con perdón de Lech Walesa. Y suelen ser discutidores como gremialistas, y nunca arriban a buen puerto.
-Los españoles, ya sabemos, tienen fama de tener pocas luces -salomónicamente, y generalizando- con perdón de los poetas que todavía siguen conmoviéndonos.
-"En el aire conmovido
   mueve la luna sus brazos
   y enseña, lúbrica  y pura,
   sus senos de duro estaño" -recita en voz baja, para no impacientarse de tanta espera.
-Los sirio-libaneses, está en sus genes, son fenicios comerciantes -desecha a Strabulián.
-¿Y los italianos? Podría ser... al menos, tenemos alguna afinidad por idiosincrasia, por apasionados y por aspaventosos -se dice. ¿Será Bebilacqua un descendiente de la mafia siciliana, o del norte, del Piamonte de mis antepasados? Bebe el agua, resulta simpático -y duda por un momento.
Toma nota de los teléfonos y Silvia reconoce que el mejor criterio de selección, será aquel profesional que le dé el turno más próximo, ya que es urgente, lo advierte. Sabe, de antemano, que iniciará un largo camino, interminable, hasta que ella resuelva y se autodetermine el alta, como le pasó años atrás.
-Porque estos tipos nunca te dan el alta! -afirma ahora en voz alta, aunque la señora que la precede en la cola, la mire otra vez con fiereza.

martes, 15 de marzo de 2011

Un psicólogo, se busca (en dos entregas)

Ahora, con los anteojos multifocales recién estrenados, montados convenientemente, y ayudándose con el índice derecho, Silvia repasa con meticulosidad, el listado de profesionales, direcciones y teléfonos.
Javilowski
Almeira
Stabulián
Bebilacqua
Juárez Molina
...
-Eso es fácil, porque son muchos, y tantos, que si levantás una baldosa, salen como tijeretas al final del verano -deduce-El problema es que atiendan por la obra social, aunque, últimamente y por períodos, la atención está cortada. Hoy sí atienden, porque han pagado al Colegio Médico, luego de recibir la ruidosa visita de bombos y bombas de estruendo, de los diferentes sindicatos.
-Tengo que retirar la renovación del carnet -recuerda, contrariada.
-Pase por "Afiliaciones" -le indica la empleada, inmutable en su agrui ristri de burócrata omnipresente.
Mientras tanto, en la cola (porque siempre hay que ponerse en fila para cualquier trámite), la pierna comienza a llamar su atención con leves palpitaciones en el gemelo derecho.
-¡Pará, Silvia! -parece señalar la mole de mármol caliente, que aprendió a "hablar en lengua", como los pentecostales en trance, luego del obligado bautismo, aunque tan ansiado.

De la lista no es posible deducir a qué corriente adhiere cada uno, qué dogma sigue, si es psicoanálisis freudiano, o terapia lacaniana, u otra más actual aún.
Piensa ella que, si tanto analiza para optar por uno, entre tantos, deberá tomar un criterio adecuado. O cerrar
los ojos y, donde caiga el dedo, ése será el afortunado, o el desgraciado, según desde el ángulo en que se lo mire.
-Tendré que hacer mi propia terapia, un auto-análisis a través de la escritura subconsciente, o buscarle un significado a los sueños recurrentes -pesadillas que últimamente la perturban y no le permiten un descanso completo.
-O quizás, sea uno que te guía en los relatos y te aconseja según sus propias deducciones, como si una fuera un block de papel cuadriculado, del que no es posible salirse, ni en una recta horizontal, ni vertical. Diagonal, ni pensarlo!, como la escritura en letra inglesa, o redondilla, con que me torturaban en el Comercial -reflexiona- Una receta ajena que nada tiene que ver con una. ¡Qué difícil!
-Mejor, me dedico a conseguir una beca permanente con un psiquiatra. Digo beca, porque sin obra social, estos tipos te asaltan en cada sesión y... "Poniéndose estaba la ganza"... te recetan tranquilizantes y tapan el conflicto, hasta que volvés a acudir a ellos, implorando un aumento de las dosis -sigue razonando y las emociones parecen haberse bloqueado, ya.

Gloria, su amiga de la infancia, luego de un matrimonio de esos, llanos, sin altibajos, monocordes, pero seguros, y después de parir cuatro hijos, terminó internada en un instituto psiquiátrico, donde le dispusieron una cura de sueño para develar la génesis de sus desequilibreios. No se diagnosticó el mal en aquella ocasión, pero sí, descubrieron que la raíz de una fuerte conmoción fue el hecho de que no le hubieran organizado la fiesta de los 15 años, como a su hermana mayor, a quien envidiaba y admiraba. Había fallecido hacía poco, antes del cumpleaños, su abuelo Ernesto.
-No quiero descender a semejantes abismos -se encapricha en voz alta y hasta patalea, sin que "se le salte el coágulo". La señora que la precede en la cola, la regaña con fiera mirada.

-¿Qué problema tendré yo, que me encuentro tan alterada? como cuando aprieto el acelerador para pasar antes de que el semáforo se ponga en rojo. -se pregunta.
-Me gusta también volar, pelos al viento, y pasar en la ruta a coches y camiones, aún en doble raya amarilla, o en curvas, mientras los que van quedando atrás me hacen señas obscenas, o te rompen los tímpanos a bocinazos los que vienen de frente -recuerda escenas similares.
-Es agradable y gratificante, con ojos desorbitados, salir airosa de esas proezas automovilísticas. Digo airosa, porque los pelos te quedan parados como con fijador y quedás peinada como los punks o los darks. Allá veo uno, ¿a qué tribu urbana pertenecerá? ¡Cómo desentona el chico en esta fila de veteranos sufrientes -rié con los ojos y se tapa la boca con disimulo - éste es un "emo".
La cola no avanza o está ralentada ahora, porque la empleada salió como una estampida.
-Seguramente va al baño -piensa -o a hacer una llamadita, o a tomarse un cafecito, o a fumarse un cigarrito...
-No quedarse mirando el horizonte, sin decidirse a ver qué hay del otro lado, más aún si hay una loma, o una pared, es reconfortante para saciar la curiosidad -reflexiona- Me atrae cual imán, saltar, trepar y ver... y guardar el panorama en la retina, no en la cámara de fotos, ni en el celular.
-Los hipotensos evaden los conflictos, se desmayan para no arriesgarse hasta los límites. "Sangre de horchata" -ahora lee el listado de los cardiólogos, expuesto convenientemente junto a la ventana.
 Y sigue inmersa en sus reflexiones, ajena a los comentarios de los pacientes afiliados de la cola.
-¡61! -llaman desde la ventanilla.
-Y hacer, en constante dinamismo. ¿Hacer qué? Mientras voy concluyendo una tarea que me impuse, o que mis obligaciones me dictan, ya estoy pensando en la próxima actividad ¿leer, amasar un pan, escuchar música, cortar el pasto, regar el jardín, ver una película, hacer un postre? Porque la cuestión es no perder tiempo. ¿No?
-Y los hipertensos tampoco resuelven sus conflictos, en el derroche de actividades, y en el imaginar acción, gastan su tiempo aturdiéndose, negándose a abordar los problemas. Tendré que tomarme la presión, o hacerme estudios con la supervisión de un cardiólogo -sigue dudando.

lunes, 14 de marzo de 2011

Sigue el diario de José.

12/4/92
La panza de mi hermana sigue creciendo y Mirta ahora está engordando, hasta tiene una mirada tranquila y me abraza cuando vuelvo de la escuela, y llora, pero son otra clase de lágrimas y se agarra la panza y después se ríe. Yo creo que es porque su hijo pronto va a nacer, que es lo que más quiere en el mundo.

-José, charlemos en la dirección, ¿venís? -Silvia lo invita durante el recreo largo.
-¡Eh!, qué hiciste ahora? Porque si Silvia te llama... algo hay -sus compañeros lo "gastan".
-No sé, pero la directora hoy taconeaba más fuerte que lo acostumbrado. Veremos qué le pasa -contesta, mientras camina por el pasillo largo.
-¿Cómo estás en estos días? ¿Más tranquilo?
-No, por las noches, mientras trato de dormir, se me aparece Basilio y se me ríe en la cara y tiene puesto un traje rojo ajustado con una cola y lleva una horquilla para asustarme. Lo que más me impresiona son los ojos rojos... y doy vueltas y vueltas en la cama.
-Supe también que andás haciéndote el bravucón y fanfarroneando con una sevillana ¿Me la das? Ya te dije, y Mabel también te lo dijo. No es ninguna virtud andar provocando...

13/4/92
Hoy, en la clase de Cívica hicimos un trabajo grupal sobre los derechos del niño y del adolescente y de una Convención.
El tarado del profe... ¡No!, mejor digo mojigato o tilingo, o mediocre (ésas son palabras que aprendí en las clases de Lengua) Se nota que el chabón no vivió todo lo que a mí me tocó en la vida.
Yo pensaba, pero no le dije nada a mis amigos. Yo no tuve una infancia, ni una adolescencia feliz.
Mientras hacíamos el trabajo comíamos el pan que las porteras nos dieron en el recreo... ¡Tenía un hambre...! y en ese momento me acordé del pan con chicharrones que mi mamá nos daba a Mirta y a mí cuando éramos chiquitos (ahora ya no amasa). Y el mate cocido con yerba usada y vuelta a usar, con un poquitito de azúcar. Ésa era nuestra cena. Los chicharrones los hacía con grasa de los recortes que venden en el super para los perros, pero era riquísimo con sal.
Claro, yo no podía jugar con los chicos de la cuadra a la pelota, a callejear, a cazar pajaritos, porque tenía que salir a hacer alguna changuita siempre, por ahí.
Mi viejo nos dejó cuando yo tenía 4 y mi hermana, 6, y nunca más le vimos el pelo. Mi mamá siempre paró la olla lavando ropa para afuera, y también planchaba y algunas veces iba a limpiar en las casas de sus patrones. Ahora tiene artritis, o algo así.
Y como yo era "el hombre de la casa", las cuidaba a las dos.
¿Me querés decir, diario, de qué convención y derechos del niño y del adolescente me están hablando?

-Hablemos, José. Te veo triste.
-Ayer, cuando volvía de gimnasia, vi a unos chicos como de 10 ó 12 años que jugaban en la canchita del club Comunicaciones y otros que comían cerezas del árbol grande que está detrás del arco... Yo también miré a los que volvían de la escuela riéndose con las nenas de guardapolvo blanco.
-¿Y pensaste en vos cuando tenías esa edad... ¿No?
-Claro, yo no viví todo eso y pronto, de golpe, seré mayor y no voy a poder decidir. Me van a dirigir a mí, y la ley, y las obligaciones -se le nubla la vista. De un solo manotazo se seca la cara y se embadurna más.

10/7/92
Ayer nació el varoncito. Mirta le puso Alfonso José. Ella dice que es por el de la novela que pasan a la tarde. Me imagino que José es por mí, pero no.
A ese bebé lo van a malcriar tanto, entre mi mamá y mi hermana... Lo besan y lo aprietan. Yo quiero que también me abracen, pero no.

25/5/93
El otro día me llamaron Silvia y Mabel, a la Dirección. Solamente para charlar, y más que nada, para escucharme.
Me hizo bien. ¡Qué "madrazas" son esas dos! Es lindo cuando te escuchan, te aconsejan, se interesan. Hablamos de las notas. Creo que me llevo Cívica y Matemática, pero en Lengua pienso que tendré 9 ó 10 en el trimestre.
Tenía ganas de contarles, pero al final no les conté que me gusta Andrea, la chica de 2º 4º. Yo la miro en el recreo, o la voy a espiar cuando tenemos hora libre. Sólo la miro, pero ella no me da bola. Un día de estos, la voy a encarar...

21/9/93
Estoy triste porque vi pasar a Andrea. La llevaba de la mano un pibe como de 20, que vive en los monoblocks. Ella me vio pero miró para otro lado. Después me fui con los de mi curso al pic-nic de la primavera, y chau. Los chicos se chuparon todo. Yo, ni una gota de cerveza.

-Estás muy nervioso, José. No siempre podés sacarte notas altas -Mabel lo alienta al diálogo.
-Sí, ayer le rompió en la cara la prueba de Matemática a la profe -dice Lucas -y yo hice un bollo con la evaluación de Física, y la pateé contra el pizarrón. ¡Ja!.

13(6/94
Mañana seré mayor de edad.
¿Y después, qué será de mi vida, diario?

Esa mañana, mientras Silvia iba hacia la escuela, pensaba lo que tenía que hacer en el día.
Dos años después de los sucesos, José, aunque con dificultades, ya estaba en 4º año.
Una noticia en la radio la sobrecogió.

-En el predio del Tiro Federal se encontró colgado el cuerpo sin vida de un joven - el locutor desarrollaba la primicia -Se trata de un nuevo caso de suicidio adolescente -continuaba.

Silvia circulaba por las cercanías, Plaza Belgrano, Pje. Gutiérrez, Brown y Rolando...
Sacó la cuenta y recordó que el cumpleaños número 18 de José, sería al día siguiente.
Esa fecha la tenía muy presente.

Ya en la escuela se encontraron Silvia y Mabel.
-¿Escuchaste la radio?
-¿Es José?
-Sí.

domingo, 13 de marzo de 2011

Mayoría de edad (premio 2010 cuentos municipalidad de San C. de Bariloche)

... se abalanza sobre Basilio.
-¡Hijo de puta! -el alarido le da impulso cuando incrusta el cuchillo hasta el mango de asta de ciervo.
El anuncio ha sido cumplido.

En la Dirección, Silvia y Mabel, la profesora de lengua, se preguntan por el cambio de conducta y de actitudes de José y lo indagan.
-¿Qué te pasa?
-Estoy triste.
-¿Por qué te dormís en clase?
-Hace mucho que no puedo dormir.
-¿Dónde está tu sonrisa inteligente?
-Se me perdió por ahí.

-¿Y tu alegría?
-Ya no sé lo que es.
-¿Por qué estás tan cambiado?
- ... Como respuesta, se sacude los hombros.
-¿Tus notas?
-Para abajo, cada vez más.
-¿Por qué?

-Es que ... tuve un problema con mi hermana -la mirada fija en el piso, mientras su zapatilla derecha, hacia adelante y hacia atrás, parece querer desprender algún insecto pegado a la suela.
Silvia y Mabel se miran y en esa mirada añeja, de años de compartir la docencia y de conocer a los adolescentes, coinciden en la misma idea.
"Otro caso de incesto, de abusos" -ambas lo piensan.
-¿Qué pasó?
-¡Bah!.. con mi hermana, no -contesta- No fue con ella, fue con mi cuñado.
-¿Entonces? -Mabel pide más precisiones.
- Es que... maté a mi cuñado -al fin se confiesa, aliviado, siempre con la mirada clavada en el piso.
Ahora ellas se miran y sin salir de su asombro, coinciden y acuerdan, una vez más, las acciones a seguir.
-José, esto será un pacto entre nosotros tres. Vos tendrás que seguir en la escuela, y estudiar, sólo eso.
-Ëse será tu único compromiso, para con vos, con tu madre y con tu hermana, ya liberada.

La Sra. Berta, su mamá, había sido citada "por temas que se le harán conocer".

10/4/92
"Diario, hoy te inicio, antes no pude porque anduve en tramiteríos, junto con mi mamá, en la Policía, ante la Asesora de Menores y qué se yo dónde más.
Escribo primero, porque tengo ganas, y segundo, porque la profe de Lengua, re-piola, quiere que ejercitemos en la escritura de un diario íntimo. Mabel me lo corrige y siempre me saco buenas notas, y además, sin errores de ortografía.
Yo le conté a la Directora, Silvia y a la profe, qué había hecho, qué me había pasado: maté a mi cuñado, porque seguía pegándole a mi hermana Mirta, cuando volvía borracho. Al muy turro, ni le importó el bombo de cinco meses que tenía mi hermana!
Tendría que borrar esa tardecita de mierda del 30/3/92: fui y de un solo puntazo en el pecho, lo maté.
Le mostré a mi mamá el cadáver tirado en un charco de sangre y ella chilló mucho, y después, me entregó a la Policía. Me van a juzgar cuando cumpla los 18, que es el 14/6/94.

-Él siempre decía que no aguantaba más al Basilio, cuando se ponía en pedo, y le pegaba a la Mirta -Berta contaba en la Dirección, pero nunca creí que lo iba a cumplir. José es un chico bueno. ¡No es un asesino! -sus manos se tensan como una mueca de dolor.
-Tranquila, Berta. Ud. hizo lo que debía hacer. Ahora José seguirá en la escuela y Ud. lo va a acompañar. Nosotras, aquí, haremos nuestra parte.

Mayoría de edad (en dos entregas) Premio 2010 cuentos Municipalidad de S. Carlos de Bariloche

Unos ojos enrojecidos de mirada turbia y unos pies indecisos, van tanteando las irregularidades del terreno, tratando de hacer coincidir cada pisada con el foco de atención. Tarea difícil, a primera vista.
Rara vez esa coincidencia se produce, por el bamboleo excesivo del cuerpo, pendular y dispar. Un sombrero de paja, de mujer, que lleva encasquetado, aún permanece en su sitio. Algunas veces, Basilio sofrena la inercia y se detiene en una convulsión y dos temblinques para reiniciar la marcha, otra vez.

Desde una ventana de la vivienda del frente, José sigue los pasos torpes de su cuñado hacia la pieza, cocina y retrete en el fondo del terreno. Esa nochecita, un humo miserable y desilusionado se eleva, o eso intenta, entre las humedades grises que pronto serán una negra nublazón.
Al fin llega, y de una patada, abre la puerta de la piecita, como significando "Yo puedo, yo soy el dueño de la Mirta, y ella me va a obedecer".
Ella, arrinconada junto a la salamandra, se estremece y sus ojos negros se agrandan, como si el asombro pudiera convencerla de que lo que se viene será distinto a otras tantas situaciones ya vividas. Siempre se repiten, como un "dejà vu": borrachera, insultos, golpes, lanto y "a dormir la mona", entre vómitos agrios de vino tinto y orines, detrás de la puerta recién pateada.
Unos metros más allá está el retrete angosto que hoy no va a ser usado, se presiente.
De la casilla de al lado, ese domingo, se escucha un valsesito chileno "Y con una copa en la mano, la beban hasta el final"...

José también presiente y recuerda el anuncio que le había hecho a Basilio un tiempito antes. Se tensan los músculos del chico de 16 años, fuerte y decidido; son alambres de siete hilos, que acorralan animales furiosos.
Separarían para siempre los amores de uno y de otro; uno, fraternal y sano; el otro, lúbrico y desquiciado. Ambos, dirigiendo sus flemas y sus emociones hacia los indefensos 18 años de Mirta, con su gravidez y sus miedos crecientes. Ella está lista para contrarrestarlos con la esperanza de una nueva vida. "Por fin tendré algo propio, yo que nunca tuve nada, algo que será únicamente mío". Ese hijo desafiaría las leyes de la propiedad privada y la exclusión, aunque para ser propietaria, Mirta haya tenido que sufrir humillaciones y violencia.

"Y dale, y dale
andá borracho a dormir..." Esta vez se oye una cuequita.

-¿Qué hacés ahí, puta? -la lengua pastosa de Basilio le dificulta el hablar; entre babas y mocos, su aire pendenciero no cesa.
-¡No, basta ya! -su voz ronca y pausada no alcanza a convencer, ni para proteger su cuerpo acobardado.
-Mirá lo que te traje, lo robé en una compraventa -le arroja el sombrero de paja y en el envión, cae de rodillas junto a la salamandra que humea.
En ese intante, Mirta, de un salto, pasa por sobre el cuerpo laxo, repantingado, en el mismo momento en que un fortísimo empujón abre la puerta de par en par.
Ha llegado José blandiendo un cuchillo mediano con los dientes apretados. De una sola patada, da vuelta la blanduzca masa caída y, sin dudarlo, se avalanza

sábado, 12 de marzo de 2011

Una masa de mármol caliente.

-¡No!, me impresiona, mejor en este brazo.
Me quedaron los moretones durante largas semanas, violetas, luego verdes, después amarillo, como un viejo semáforo borroneado por el tiempo y el polvo de los caminos, en un cruce semipoblado, donde no hacen falta semáforos.
¿Todo esto me pasa por ser sanguínea? ¿Por qué no seré flemática, como los ingleses, con ese humor fino, tan británico, o como los mapuche de mi Patagonia adoptiva, tan "pachorrientos", como decía mi abuelo Emilio.
"Non calentarum, largum vivirum" En ese burdo latín vulgar, dicen las lenguas experimentadas. Y yo me enervo, no me quedo quieta, aún sin respetar la prescripción de reposo. "Culinquieta" me decía mi tía Amalia, acariciando mi cabeza testaruda. ¡Bah! y me lo dicen hoy mis amigas y colegas. Sólo Juan, en cambio, me transmite paz, y eso me hace tanto bien...

Ahoira les contaré por qué lo de la heparina y la anticoagulación.
Me hicieron un eco-doppler, luego de embadurnarme con ese gel frío, la ingle derecha y la pantorrilla. El aparatito, como un mouse, estaba puesto a todo volumen y me recorría concienzudamente. Se oía el retumbar de la sangre en todo el ambiente. Ese borboteo me asustó y me impresionó. Blanca, me puse, como las blancas paredes del consultorio.
-¿Ve? Mire -señalando la pantalla del monitor- Acá se produjo la trombosis. Esto fue hace una semana.
Y mi pierna palpitaba, y la piel parecía reventar; la sangre iba a estallar y manchar la blanca camilla, las paredes y el guardapolvo, pulcrísimo, del especialista en diagnóstico por imágenes. Y yo, muda.
-Ahora le doy la copia de este informe.
-Trombosis venosa profunda -sentenciaba el diagnóstico.
Mi hija Magdalena, la que no se asustaba, ni se asusta con la sangre, me acompañaba y se asesoraba sobre los pasos a seguir.
-Tendremos que internarla, en observación -informaba el médico de guardia.
-Esa sigla TVP, es trombosis venosa profunda?
-Sí, la trombosis de hace unos meses fue superficial -aclaró. Ahora tendrán que dirigirse a la administración para resolver el tema administrativo-financiero.
-¿Por qué? -al unísono, Magdalena y yo.
-Por el tema de la obra social, formas de pago y demás papelerío -nos dijo- Mientras, voy preparando la derivación.
-Mi carnet está a punto de vencer -pensé.
Esperábamos en la sala, tan aséptica, tan impersonal, tan inhumana, porque los pacientes, en las clínicas, no son pacientes, son números, son clientes.
-La obra social docente está cortada ahora -le dije a mi hija, pensando en otras circunstancias en que necesitamos atención médica y hubo que pagar de manera particular, sin chistar.
-Hola, Silvia -saludó Hortensia, pálida, ojerosa y cansada -Acá tampoco atienden si no pagás, y yo estoy recorriendo otras clínicas, y nada. Iré al hospital zonal, creo.
-Me parece que allí nos encontraremos, más tarde -le contesté.
-Paciente -pensé -significa enfermo.
-Quedarse quieta, -me dijo mi hija, como adivinando mis reflexiones.
-Claro, todo lo contrario a activo -razonaba, mientras mi pierna parecía estallar, latía, palpitaba, y la sangre bullía, ruidosa, adentro.
-Tuvo Ud. algún embarazo interrumpido? -me preguntaba el profesional.
-Sí, perdí un embarazo de cuatro meses -respondía- hace algunos años.
-Claro, es una de las causas más añejas de estas patologías -me informaba.

-Elongar ayuda a distender los músculos -recordaba a la profesora de pilates, mientras extendía en toda su longitud la masa de mármol granítica y caliente de mi pierna derecha, y nada!!!.

Unas últimas brazadas, hasta llegar al borde.
-¿Y si un coágulo se hubiese ido a los pulmones?
-¿O se hubiera escapado al corazón?
-¿O al cerebro?
Me salvé. Ahora tengo que pensar en mí, sólo en mí.

¿Y si se me escapa el coágulo? (en dos entregas)

El agua es fuente de vida, y por qué no, de sanación?
Me introduje lentamente en la pileta de aguas claras y templadas. ¿Será que necesito mediana protección, o alguna caricia que anda buscando destino?
La grande, de aguas unos grados más baja, no me apetecía. No me zambullí con estilo, ni nadé con potentes brazadas, cortando la lisura de las aguas, que a esa hora estaban calmas. Los andariveles amarillos, solitarios, contrastaban con el fondo celeste y las rayas de azulejos negros.
-Despacito, de a poco, sólo crowl, o espalda -el bañero me recomendó, una vez que supo mi aventura hospitalaria, la TVP y la anticoagulación.
-Paciencia, Silvia. Esta recuperación es muy lenta -enfatizó.

Dice la dialéctica hegeliana, que de las contradicciones surge la síntesis, y yo agrego que, las revoluciones producen cambios, y que esos cambios producen acomodamientos.
¿Será por eso que decidí cambiar mi vestuario, predominando el color magenta, el apropiado para generar cambios? ¡Y vaya que hubo cambios, luego de conocerlo a él! -sonreí y expulsé un largo chorro de agua hacia arriba, juguetón.
Hoy los sismos, los terremotos y las erupciones volcánicas están promoviendo nuevas situaciones geográficas, climáticas y también sociales.
No creo, porque a mi edad ya no me engañan, que las etapas hirstórico-sociales de los países van desde el feudalismo sin fronteras, al capitalismo, y de éste al socialismo, e inevitablemente, al comunismo.
-Estas son las etapas que señala el determinismo económico de la historia de la humanidad. Jorge San Emeterio, el profesor de Sociología I, nos decía, explicando un dogma hermético.
La realidad demostró lo contrario.
La Biblia junto al calefón, como dice la tradición tanguera.
"Evita bailaba con Freud" o "Se suicidó la ideología" -recordaba las canciones de Sabina.

Hacía la plancha y nadaba lento, parsimoniosamente; la pierna izquierda le pedía permiso para moverse, a la otra, la derecha, hinchada y caliente.
-¿Y si se me escapa el coágulo? -pensaba- No haré ninguna pileta de pecho, porque la patada de rana exige un fuerte empujón hacia atrás -me convencía.
"El miedo no es zonzo" -algunos experimentados decían.
-Ni insípido, ni incoloro, ni inodoro, como H2O -sonreía con picardía, mientras me deslizaba en espalda, y recordaba los sucesos pasados.

-Esta hinchazón es muscular, nomás -el médico de guardia nos había dicho.
-Este edema es un tema circularorio. ¿Ves? , la pierna está caliente. No tuvo una lesión antes -insistían mis acompañantes, amigos, médicos los dos.
-Viaje tranquila. Tome los antitinflamatorios que ya le indico, y ya está -afirmó categóricamente.
Había concurrido a la guardia de la clínica, para definir si viajaba o no.
Y viajé, con voluntad de "fierro", con responsabilidad, con pierna deforme. Una mole de una sola pieza desde la rodilla hasta el tobillo. Trece horas y la pierna titilando, dando señales.
-¡Mirame, cuidame! -me gritaba.

-Me voy a caminar un rato -le decía a mi jefa en la reunión provincial -Tengo que aflojar esta hinchazón. Caminar me hará bien.
-Sí, pero volvé enseguida. Después trataremos el tema "Plan de Mejora" -me recomendaba, ceño fruncido y sin miramientos.
Le interesaba más el desarrollo de la agenda planteada, que mi salud.
-Poné la pierna sobre esta silla -sugería una colega de Río Colorado.
-¿Dónde está guardada la Resolución 483/10? -un mensaje titilaba en la pantalla de mi celular.
-En la karPTa de Res. 10 -contestaba a mi secretaria.
-OK. Cuidate -respondía en el visor.
-Todas las escuelas de la transformación, entrarán en el Plan de Mejora -una secretaria técnica anunciaba -Esto está enmarcado en el convenio con el Consejo Federal de Educación.
-¿O en el de Inversiones? -dudaba y desconfiaba.

Y yo quería otra vez salir.
-Para aflojar el músculo -me decía. Este agarrotamiento tiene que ceder -me autoconvencía.
Rengueando, salía. Al abrir la puerta vidriada, el sol me acarició la cara y el aire fresco me despabiló. En la ribera del río Negro, los paseantes disfrutaban de la naturaleza, del verde, del agua que a esa hora no era negra, porque el cielo estaba azul y resplandeciente.
-Poné la pierna sobre este almohadón. Te traigo hielo -decía mi compañera en la pieza del hotel.